Delegando tareas durante la pandemia del Coronavirus
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Por: Wanda Pérez Carcador
Reflexionando sobre algunas de las cosas positivas que nos ha traído la pandemia
del Coronavirus, pues en todo cuanto nos ocurre siempre hay algo nuevo que aprender, me percaté de la necesidad de delegar en otros lo que considerábamos eran tareas que solo nosotros podríamos o debíamos realizar. Antes de la pandemia, confiar algunas de nuestras tareas, implicaba un extenso protocolo para darle la oportunidad a otros a realizar aquello que creíamos eran el distintivo primordial entre nosotros y los demás.
Ciertamente, muchos factores influyeron en ese criterio de exclusividad que acostumbramos a adjudicarnos. Entre esos factores podemos mencionar: el miedo a que otros pudieran realizar nuestras labores de forma más eficiente que nosotros; el pensar que solo existe una forma correcta de hacer las cosas; preocupación excesiva por el tiempo que toma hacer ciertas tareas; darnos cuenta de aquellos atributos que
por falta de empatía negábamos a los demás, realmente implicaban orgullo o un ego
desmedido de nuestra parte, etc.
En medio de la pandemia, para que la salud en nuestro país saliera adelante, hemos debido confiar en que los que nos rodean harán los esfuerzos necesarios para no contraer el virus, ni contagiarnos. Dentro de la aparente normalidad en que vivíamos antes de la pandemia, ya se nos estaba haciendo difícil el confiar en otros. La
criminalidad rampante nos guiaba a no pensar siquiera en la posibilidad de confiar nuestras tareas y haberes a alguien más.
Ciertamente hemos sido testigos de la falta de compromiso con la salud, el desorden y el ansia de ser libres de aquellos que habitualmente vivían sin controles internos y no nos percatábamos de esa realidad oculta a nuestros ojos. Nos hemos enterado por los medios noticiosos del país. Sin
embargo, son muchas las familias de niños, adolescentes, adultos y ancianos que han
debido delegar la atención y cuidados de miembros de la familia, a terceras partes.
Hemos tenido la necesidad de poder preservar el nivel de normalidad que implica el
cumplir con las labores de un empleo, la vida social y las responsabilidades en el hogar.
Si antes de la pandemia no acostumbrabas a delegar tareas a las personas en tu
entorno, por entender que tus compañeros o empleados no estaban aptos para realizar
otras tareas distintas a las que estaban asignados, es probable que toda tu vida hallas estado viviendo una realidad acomodada a tu egoísta forma de entender la vida, los talentos y las relaciones interpersonales en comunidad. En adición, podrías estar sufriendo cargas excesivas de estrés que en nada aportan a la productividad en el empleo o a cumplir con las tareas del hogar y familia.
La realidad es que los superegos de muchos gerenciales les impedían brindar a sus empleados la oportunidad de diversificar sus talentos. Algunos gerentes o administradores entendían que solo ellos eran capaces de realizar trabajos con el nivel de perfección que ellos se requerían a sí mismos. Otros pretendían retener la autoridad pues entendían que delegar responsabilidades cedía su control habitual sobre aspectos esenciales para su vida en comunidad, entendían que no tenían el tiempo para dar apoyo a sus asistentes o carecían del presupuesto necesario para ofrecer los adiestramientos que precisaban sus empleados.
Existen autores cristianos como Deborah Smith Pegues (2007) que se preocuparon por brindarnos herramientas para controlar el estrés durante periodos de crisis en nuestras vidas. A continuación, te enumero una lista de consejos provistos por dicha autora en su libro “Controla tu Estrés en 30 días” y que te ayudarán a dar tus
primeros pasos para aprender a delegar mejor y mejorar tus niveles de estrés durante la pandemia:
1. Identifica tareas sencillas que actualmente llevas a cabo y que podrían ayudarte a realizar compañeros de tu equipo de empleo o miembros de tu familia.
2. Escoge personas que además de tener la voluntad de ayudarte, posean ciertas
destrezas o capacidades especiales.
3. Toma de tu tiempo para poner por escrito los procesos a llevarse a cabo, y
repásalos con tus posibles asistentes de tareas.
4. Explica a las personas que te asistan sobre la importancia de llevar a cabo tales
responsabilidades dentro del empleo o en el hogar.
5. Aclara los plazos de entrega de todas las tareas que asignes. Prepara una hoja del trámite que provea para la entrega de la tarea con firma y fecha al ser finalizada.
6. Explica todo detalle y expectativas que sean relevantes a la tarea que asignes.
7. Monitorea la eficacia de tus asistentes en el manejo de las tareas que les has encomendado. Así podrás convencerte de primera mano, que pueden realizar las mismas. En medio de la pandemia, sería desastroso enterarte demasiado tarde que algunas de tus instrucciones de prevención en el empleo o en el hogar no tuvieron el seguimiento debido.
Delegar responsabilidades en el empleo o en el hogar es una necesidad real en la convivencia diaria. Los miembros de tu familia o tus empleados agradecerán tu confianza y se sentirán más valorados. Las personas cercanas en tu entorno podrán adquirir nuevas destrezas que les ayudarán a mejorar su autoestima y desarrollarán metas claras sobre su productividad y valor personal en el empleo y para sus vidas.
Los desafíos y crisis pueden representar una oportunidad de crecimiento, aprendizaje y
trascendencia de los límites que acostumbramos a ponernos en nuestras vidas. No
buscar ayuda y pretender solucionarlo todo sin asesorarse con personas más
capacitadas que uno, son los verdaderos problemas que puedes confrontar en medio
de una crisis. ¡Aprendamos a delegar!
Referencias:
Smith Pegues, D. (2008). Controla tu estrés en 30 días. Día 13, Delega (pp. 71-75).
Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications Grand Rapids, Michigan.